sábado, 1 de septiembre de 2012

LA EDUCACIÓN ES UN ACTO DE AMOR

Hago un inciso entre tantas entradas didácticas para dejar un espacio a la reflexión y las emociones.

Hace casi tres años puse la primera semillita de lo que sería este blog pero confieso que estaba tan atareada con mi clase y el máster y otras cosas que solo podía hacer entradas puntuales.
Cuando este verano empecé a tomármelo más en serio me encontré con una cuestión: me di cuenta de que las entradas nunca podrían ser definitivas ¿cómo puedo dar por sentado algo como "verdad" cuando la experiencia me enseña cada día cosas nuevas? A menudo buscamos conocimientos cerrados y preestablecidos porque son más fáciles (en realidad lo que pasa es que nos dan más seguridad) sin embargo la realidad es cambiante, está sujeta a muchas variables y por eso nunca podemos darla por "absoluta" o "única". 
Pensando en ello me decidí a hacer un logo para señalar que las entradas de mi blog podían ser cambiadas, que están sujetas a revisión según vaya aprendiendo algo nuevo. Esto es así porque es un modelo de INVESTIGACIÓN-ACCIÓN, un proceso de continuo reciclaje, por eso escogí las 3 flechas: Elaboramos la programación, la ponemos en marcha y vemos los resultados reflexionando sobre qué estuvo bien y qué podría mejorarse, lo que nos da experiencia para recomenzar el ciclo. 

Pero el proceso de investigación-acción es definitivamente un trabajo duro que necesita mucha implicación ¿por qué dejarme llevar por ese remolino que en ocasiones es tan agotador? ¿Cuál es el auténtico motor de tanto esfuerzo?



En esto me encontraba cavilando sobre cómo escribir palabras tan grandes en flechas tan pequeñas, cuando miré bien la primera de ella: progr-amar.
PROGRAMO porque AMO. Amo mi profesión, amo a mis alumnos y amo la posibilidad de hacer algo porque el mundo sea un "pelín" mejor. Amo mi interés y mi esfuerzo, a pesar de saberme imperfecta, de sentirme a veces (mucha veces) una eterna aprendiza, de mancharme las manos de mocos verdes y de renegar de las condiciones en las que a menudo nos hacen trabajar y lo poco que se nos valora. 

Pero al tiempo es amor también lo que yo recojo de mis alumnos y alumnas: la luz clara que brilla en sus sonrisas, el calor de sus abrazos o el soniquete de sus voces cantarinas. 
Es amor la mano en el hombro cuando la compañera te ve decaída y las miradas cómplices en las horas de patio cuando hay que reñir al pillo de turno.
Al fin y al cabo es el amor lo que me saca de la cama para ir a clase y lo que me tiene aquí sentada ahora en lugar de quedarme tumbada en el sofá viendo la peli del sábado por la tarde.
Es el amor lo que retroalimenta todo el proceso educativo y lo que hace que merezca la pena ser maestras. 

La educación es, por tanto y sin ninguna duda, un acto de amor.

Marián Vidal

2 comentarios:

  1. Gracias, Mari...
    Un besazo fuerte a mi 'educamadora' favorita ;-)

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  2. Gracias a ti por tu apoyo. Un abrazo!!

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